Alicia en el país de las maravillas, escrito por Lewis Carroll en 1865, es el segundo libro que quisiera compartir en esta recién inaugurada sección de SUBRAYADOS.
Leí este libro durante febrero. Si bien es una lectura en cierto modo breve, entre el trabajo y la escuela me era imposible sentarme a leer de manera constante, situación que me llevaba a siempre tener que retomar uno a dos capítulos antes de seguir en el que se supone que me había quedado. No me quejo, todo lo contrario. Resultó mejor leer varios pasajes.
A través de los ojos de una niña inglesa viviendo en la época victoriana, el lector es partícipe de una serie de acontecimientos que le ocurren a la protagonista al caer por un agujero mientras se encontraba persiguiendo a un conejo. Escrito en un momento histórico en el que el uso del opio era parte de la cotidianidad inglesa, el libro presenta una serie de personajes producto de (estoy muy seguro) de un estado de conciencia alterada al que se sometió Lewis Carroll. Un gato que se desvanece; una oruga fumadora; la protagonista que al ingerir cierto alimento (o cierta bebida) se hace grande y pequeña; son algunas pruebas de lo anterior. Recuerdo incluso que el semestre pasado tomé una clase en la que discutíamos sobre chamanismo y los estados de conciencia alterada y varias veces se mencionó a Lewis Carroll y su proceso de producción escrita.
Con una serie de reflexiones sobre el valor de la familia, la valentía, el apoyarse en externos y, ante todo, en uno mismo para salir adelante, es como concluí esta lectura que ampliamente recomiendo. Si pueden, consigan la edición de SIRUELA, la portada ma encanta - sí, por supuesto que selecciono la portada de mis libros de acuerdo a ciertos parámetros.
A continuación, les comparto mis subrayados:
"...pues, como veréis, ya que no sabía cómo contestar a ninguna de las dos preguntas, no importaba cuál de las dos se hiciera."
"Y es que, como veréis, a Alicia le habían sucedido cosas tan extraordinarias aquel día que había llegado a pensar que poco o nada era en realidad imposible."
"¡Vamos! ¡De nada sirve llorar de esta manera! –se dijo Alicia a sí misma con bastante firmeza–. ¡Será mejor que pares ahora mismo, si sabes lo que es bueno!"
"...pero es que Alicia estaba ya tan acostumbrada a que todo cuanto le sucediera fuera algo extraordinario, que le parecía francamente una sosada y una estupidez que la vida discurriese normalmente, como si nada."
"Supongo que ahora sufriré el castigo que me merezco por haberlo hecho ¡ahogándome en mis propias lágrimas! ¡Eso sí que será una paradoja! Pero es que todo es tan raro hoy..."
"–¡Ah, querida niña, que te sirva de lección para que no te dejes dominar nunca por tu mal genio!"
"Estoy convencida de que siempre que como o bebo algo –se dijo–, me sucede algo interesante; de forma que voy a ver qué efecto me va a causar este brebaje."
"Y, sin embargo, a pesar de todo... ¡Vamos! ¡Hay que reconocer que esta forma de vivir es bastante curiosa! Me pregunto qué puede haberme sucedido. Cuando leía cuentos de hadas nunca imaginé que tales cosas pudieran ocurrir de verdad, ¡y he aquí que me encuentro en medio de una aventura de ésas!
"Así continuó durante algún rato, unas veces en favor y otras en contra de sus argumentos, y armando con todo ello una conversación muy seria."
"–Pues verá usted, señor..., yo..., yo no estoy muy segura de quién soy ahora, en este momento; pero al menos sí sé quién era cuando me levanté esta mañana; lo que pasa es que me parece que he sufrido varios cambios desde entonces."
"–Si la gente no se metiera en lo que no le importa –sentenció la Duquesa–, el mundo giraría mucho mejor."
"¿Me podrías indicar, por favor, hacia dónde tengo que ir desde aquí?
–Eso depende de a dónde quieras llegar – contestó el Gato.
–A mi no me importa demasiado a dónde... –empezó a explicar Alicia.
–En ese caso, da igual hacia dónde vayas –interrumpió el Gato.
–...siempre que llegue a alguna parte –terminó Alicia a modo de explicación.
–¡Oh! Siempre llegarás a alguna parte –dijo el Gato–, si caminas lo bastante."
"–Eso sí que que no lo puedes evitar –repuso el Gato–; todos estamos locos por aquí. Yo estoy loco; tú también lo estás."
"–¡Ay! Si conocieras al Tiempo tan bien como lo conozco yo –exclamó el Sombrerero–, no hablarías de malgastarlo, y mucho menos de matarlo! Se trata de un tipo de mucho cuidado, y no de una cosa cualquiera!"
"Para la Reina no había más que una manera de solucionar cualquier dificultad, grande o pequeña: "¡Que le corten la cabeza!", ordenó sin siquiera darse la vuelta para ver de qué se trataba."
"...todo tiene su moraleja, si sabe uno descubrirla."
"Nunca te imagines ser diferente de lo que a los demás pudieras parecer o hubieses parecido que fueras si les hubieres o hubieses parecido que no fueras lo que eres."
"No sé cómo va acabar su historia si no se decide empezarla alguna vez".
"Así que Alicia se puso en pie y echó a correr, pensando todo el rato, como era justo, en lo maravilloso que había sido su sueño."
"Y mientras continuaba así sentada con los ojos cerrados, casi creyó encontrarse realmente en ese país maravilloso, aunque sabía que con sólo abrirlos todo recobraría su insulsa realidad: la hierba, agitada tan sólo por el viento, y las ondas del estanque, azotadas por los juncos de la orilla..."
"Por último, pensó en cómo sería en el futuro esa pequeña hermana suya, cuando se convirtiera ya en una mujer, y en cómo se conservaría a lo largo de sus años maduros el corazón sencillo y amante de su niñez: reuniría en torno de sí a otros pequeñuelos de futuros y les alumbraría los ojos con las maravillas de otros muchos y curiosos cuentos, quizás incluso con esas mismas aventuras de un ensueño ya lejano; sentiría todas sus pequeñas tristezas y se alegraría con sus pequeños goces, recordando su propia infancia y los alegres días del estío de antaño."